Horas antes de votar el proyecto oficialista sobre la nueva Ley de Medios, el diputado nacional del Encuentro Popular y Social Ariel Basteiro reconoció, en diálogo con el programa Punto de Encuentro, que no todas las señales de radiodifusión sobrevivirán en la nueva conformación del espectro.
“Nosotros veníamos apoyando el proyecto en general porque creemos que es superador de la Ley de la Dictadura, más allá que teníamos observados algunos puntos del articulado”, manifestó el dirigente de Ituzaingó, que aclaró: “Pedimos modificar 16 artículos, algunos de los cuales son de forma y otros, como el de las telefónicas, que creíamos fundamentales. Obviamente, logramos cambiar otros articulados importantes, como los de organismos de control”.
- ¿La presidenta anunció los cambios el lunes pasado porque no había consenso o por qué?
- Creo que el motivo principal fue que la crítica tenía algún nivel de coherencia y quizá se quería llegar a una votación más holgada. Una ley de estas características, una cosa es aprobarla por pocos votos y otra sumar la mayor cantidad de consensos. Para que el número sea aplastante se está en camino a generar eso y por ese motivo se pudo flexibilizar algunas posiciones.
- ¿Si no se hacían estos cambios su bloque lo iba a votar?
- Íbamos a votar en general y nos íbamos a oponer en los artículos donde el proyecto no nos conformaba, como las telefónicas y los organismos de aplicación, la participación accionario de capital extranjero, el tiempo para adecuarse a la norma una serie de puntos de la ley.
- ¿Van a sobrevivir todas las radios que hoy existen?
- En un principio queda claro que la torta de participación se va a dividir en partes iguales entre sectores privados y del Estado. A partir de eso, para acceder a la señal va a haber que cumplimentar algún procedimiento que me parece lógico. En caso de incumplimiento de los requisitos de una radio, el organismo de control tendrá la capacidad de poder restablecer esa señal, lo cual habla de un ordenamiento, ya sea para radios comunitarias o las radios en general.
- Entonces es posible que se achique el espectro...
- Seguramente va a haber señales que tendrán que reasignarse, en principio porque no se permite que en algunos casos determinados tengan más de una señal y esas serán reasignadas.
Comunicación social sí, periodismo independiente no
En rigor, la nueva ley, divide el espectro radial en tres partes: un tercio para el Estado nacional, provincial, municipal, universidades nacionales y la Iglesia Católica; otro para cooperativas y asociaciones civiles (ongs); y el restante para el sector privado con fines de lucro.
Las radios “comunitarias” respaldan todo el proyecto oficial, aunque sólo les interesaba el reconocimiento de su licencia, algo que les viene siendo vedado por la ley que está hoy en vigencia. De hecho, se diferencian de las FM de baja frecuencia, muchas de las cuales no tendrán lugar en el espectro. Por ejemplo, si en Morón hay diez emisoras y todas son de carácter privado, sólo tres van a poder seguir en el aire (a grandes rasgos los números son reales).
Otro dato que desalienta la libre expresión se aloja en el art. 36 (modif.: 44) del proyecto del COMFER. Aunque todas las emisoras barriales alquilan parte de su programación a producciones independientes, esto está actualmente prohibido y lo seguirá estando en la nueva futura Ley. Sobre esto no se ha advertido ningún tipo de debate, quizás porque detrás no hay ninguna corporación que se haga escuchar. El COMFER aclara en un apartado de su proyecto que sólo se intenta prohibir la delegación de las licencias y el mercantilismo de los espacios de una señal. Esto se expresa claramente en los incisos b, c, d y e del 44. Sin embargo, el inciso “a” prohíbe directamente cualquier tipo de “cesión o venta de espacios a terceros”.
Que se vea la injusticia: las asociaciones civiles vienen manejando radios de baja frecuencia de manera ilegal, pero ahora por fin se les reconocerá su legitimidad. Porque ilegítima, en realidad, es esta Ley 22.285/80 de la Dictadura, que no le dio lugar a la comunicación comunitaria y social. Pero también hay que señalar que las radios, privadas o comunitarias, suelen vender espacio a producciones o periodistas independientes. Esto, que también viene sucediendo de hecho desde hace décadas y que quizás la Dictadura también intentaba prohibir para evitar así la multiplicidad de voces en el éter, no estará reconocido en la Nueva Ley y, lo que es peor, esto es así a instancias de los mismos radiodifusores que a su vez se financian bajo el manto de falsas coproducciones. “Coproducción” es la única palabra que admite la nueva Ley para entablar contratos con terceros y, en lo legal, significa: “Producción realizada conjuntamente entre un licenciatario y/o autorizado y una productora independiente en forma ocasional”. Formar parte de la tira diaria de una radio no es un contrato ocasional. Por lo tanto no hay, no hubo, ni habrá formalidad en la puesta en el aire de programas independientes como éste, aunque de hecho (al menos hasta ahora) existamos. Lo que expresa la actual Ley no viene más que a poner en hechos lo que pensaban en el Gobierno hace cinco años atrás. Por ese entonces, el interventor del COMFER, Julio Bárbaro, lo había dejado bien en claro en una entrevista: "Un fenómeno tanto de las radios legales como de las ilegales es la subcontratación. El licenciatario prácticamente alquila toda la programación simulando una coproducción, o bien lotea las horas de aire a productores independientes - ¡¿y ?????! - . En rigor, la ley anterior y la que venga no puede permitir el alquiler".
Darío Albano
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